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La renuncia de Juan Cruz Molina como presidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) desató fuertes especulaciones sobre un posible ajuste en el organismo. 

Molina presentó su dimisión al ministro de Economía, Luis Caputo, tras una serie de desacuerdos, y su salida alimenta los temores de recortes profundos en recursos y personal.

El exfuncionario, quien asumió el cargo bajo la gestión de Javier Milei, agradeció en su carta al Consejo Directivo y destacó los logros alcanzados durante su mandato. Sin embargo, el motivo real de su renuncia no fue explicitado, aunque se sospecha que las presiones del Ministerio de Economía para aplicar un ajuste mayor influyeron en su decisión.

La situación en el INTA ya era delicada antes de la renuncia de Molina. Recientemente, el instituto lanzó un plan de retiros voluntarios con el objetivo de reducir su plantilla de 6.700 empleados en al menos 900, aunque solo se inscribieron 250 trabajadores. El Ministerio de Economía había sugerido una reducción más agresiva, de hasta 1.500 puestos entre jubilaciones y retiros.

La renuncia de Molina deja en el aire el futuro del INTA, mientras las tensiones internas aumentan ante la posibilidad de una nueva ola de recortes en uno de los organismos clave para el sector agropecuario argentino.

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