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La Cámara de Diputados no consiguió los dos tercios necesarios para rechazar el veto del presidente Javier Milei a la ley de jubilaciones, dejando sin efecto el aumento previsional aprobado por el Congreso. A pesar de una fuerte movilización en las calles, la medida quedó firme.

El veto presidencial a la ley de movilidad jubilatoria, que hubiera aumentado las jubilaciones mínimas a $317.000, quedó firme tras la sesión especial en la Cámara de Diputados. La oposición necesitaba 13 votos adicionales para insistir con el proyecto, pero solo consiguió 87 votos a favor, mientras que 153 diputados respaldaron la decisión de Milei. La votación fue más holgada de lo previsto, en parte debido al cambio de postura de un sector del radicalismo.

En medio de la sesión, la diputada Karina Banfi, de la UCR, justificó su participación argumentando que «los jubilados ya se ajustaron demasiado» y se pronunció a favor de insistir con la ley vetada. Sin embargo, el oficialismo, junto a algunos aliados, logró imponer su visión al sostener que cualquier aumento debe tratarse dentro del marco de la ley de presupuesto, evitando un impacto negativo en el objetivo de déficit cero.

Mientras tanto, en las afueras del Congreso, miles de manifestantes, incluidos sindicatos, movimientos sociales y agrupaciones políticas, exigieron la anulación del veto y la recomposición de los haberes previsionales. A pesar de la fuerte presión social, el veto de Milei se mantuvo firme, lo que implica que los jubilados seguirán cobrando una mínima de $304.000, incluyendo un bono extraordinario de $70.000, lejos de los montos proyectados por la ley vetada.

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